jueves, 19 de enero de 2012

Cosmogonía y Religión


Los Huicholes tienen una percepción propia de sus orígenes e historia, la memoria colectiva hace referencia a hechos que albergan un significado cósmico. Para ellos, la historia “cósmica o verdadera” puede encontrarse en su arte, sus mitos; y en las manifestaciones simbólicas de la gente.


Los Huicholes muestran reverencia a las fuerzas que gobiernan la vida. No llaman a estas fuerzas “Dioses”, sino Hermanos:


Tatevari es el Abuelo Fuego, Tatiei Matinieri es la Madre Agua , y el Bisabuelo Cola de Venado es Tamatz Kayaumari. Estas son sólo algunas de las encarnaciones de de las fuerzas de la naturaleza, la energía que fluye por el universo; y su relación con este mundo mágico.


Los mitos y leyendas son los modelos de todas las acciones que tienen sentido para la sociedad Huichol; es esta razón por la que un Huichol caza, cosecha y participa en las mismas ceremonias en las que participaron sus ancestros. Para él, el mundo tiene una dimensión sagrada, considerada como algo de enorme poder; los Mara’akate (plural de Mara’akame, o curandero, hombre de la medicina) están a cargo de la manipulación de estas fuerzas; entran en un estado de sueño, son capaces de penetrar en el mundo de los dioses, estableciendo así un nexo entre lo sagrado y lo profano.


Una de las características principales de la religión Huichol es la asociación entre maíz, venado, y peyote. Su mitología en general hace referencia a estos elementos, así que los rituales, las festividades, la organización material y temporal de la vida giran alrededor de éstos. El maíz y el venado representan sustento, mientras que el peyote es el modo más importante para trascender del mundo profano, y es también la manifestación material más obvia de aquello que es sagrado. Consideran a los dioses sus antepasados, mientras que los familiares que mueren pueden ser casi divinizados. Así, la muerte establece aun otro lazo con aquello que es sagrado.

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