domingo, 22 de enero de 2012

Los huicholes



Los wixárikas o wixáricas, conocidos en español como huicholes, habitan el oeste central de México en la Sierra Madre Occidental, principalmente en los estados de Jalisco, Nayarit y partes de Durango y Zacatecas. Se autodenominan wixárica a la gente en su lengua, a la que llaman wixaritari o vaniuki y que en español se conoce como huichol o lengua huichola, que pertenece a la familia de lenguas uto-aztecas. El etnónimo huichol fue dado por los mexicas de forma despectiva a los wixárikas desde antes de la llegada de los españoles.
Cuentan con 22, 000 habitantes de los cuales se ubican en distintas zonas de la República Mexicana.
Los wixáricas hablan una lengua del grupo Cora-chol que está cercanamente emparentado con el grupo nahua o aztecoide. Además han recibido influencias mesoamericanas, lo cual se refleja en que el huichol tiene rasgos típicos del área lingüística mesoamericana.

Historia de "Los huicholes

El pueblo huichol o wirrárica es uno de los pocos que se han mantenido puros desde antes de la conquista de los españoles. No sólo son una nación pura en sus raíces sino también en su espiritualidad y su cosmogonía. Los Huicholes gustan de hacer arreglos, ofrendas, escudos y flechas para narrar la historia de la creación del mundo y del universo, pero también usan estos mensajes para detener el viento, para llamar a la lluvia o al sol o para ejecutar rituales de hechicería. El ritual más puro de los huicholes ocurre sólo en los llamados mitotes, ceremonias religiosas en las que se ejecutan danzas y movimientos mágicos para activar la energía vital, para agitar la vida, o sea el kipuri. 


Algunos antropólogos han llamado neciamente a todos estos elementos "Dioses" utilizando su propia interpretación del mundo divino; pero para los huicholes y para los antiguos mexicanos el concepto de Dios tiene una connotación más precisa: se trata de algo que es parte del cosmos y no sólo creador de él. Los huicholes son reverentes con las mismísimas fuerzas que gobiernan la vida, y no las llaman dioses, sino hermanos. El Abuelo Fuego Tatevari, la Madre Agua o Tatiei Matinieri, el bisabuelo Cola de Venado Tamatz Kayaumari, todas son encarnaciones de las fuerzas de la naturaleza, de la energía que fluye en el universo y su relación con este mundo mágico.


Los Huicholes están gobernados por una casta de chamanes, misteriosos brujos y guerreros que luchan épicas batallas en el terreno de lo sobrenatural para resolver los problemas mundanos o divinos, o simplemente para asumir el lugar del gobernador o Marakame, "el que sabe". Esta casta prepara nuevos chamanes o Matewame "el que va a saber" para mantener el linaje y el conocimiento. Los poderosos chamanes huicholes han tejido incontables relatos de poder donde libran formidables batallas en el terreno de la percepción, del que rescatan y resuelven asuntos al nivel de la vida cotidiana, confirmando con ello el liderazgo de su conocimiento, de su gobierno y de su espiritualidad.


Tal vez la vida moderna invada el mundo huichol y vaya borrando poco a poco las huellas de ese mundo mágico y misterioso, pero todavía unos pocos elegidos escogen el duro camino del chamanismo, guiados por los Marakame y por el protector abrazo del Híkuri, el rostro del divino, la planta sagrada del desierto y maestro de la forma correcta de vivir de los brujos perdidos en el tiempo.


Algunos autores como Carl Lumholtz, Fernando Benítez y Víctor Blanco Labra han visitado el mundo huichol y abierto sus puertas a occidente. Su trabajo, al igual que los libros de Carlos Castaneda, es un puente entre dos universos distantes, ajenos, y sin embargo compañeros en la historia. Pero el verdadero conocimiento de los huicholes es su sintaxis para percibir un mundo arquetípico que es la visión silenciosa de la naturaleza, el principio primitivo y fundamental de la vida al que hemos de volver para encontrarnos con la totalidad de nosotros mismos. 


No cabe duda que si bien tal vez los huicholes no perciben la energía directamente como fluye en el universo, su forma humana sí está mas libre de las convicciones materialistas y escépticas que han alejado al hombre de su origen. Son seres más vivos y más esenciales en su pobre y aparentemente marginado mundo; están más cerca de la totalidad de la conciencia que el hombre de occidente.

jueves, 19 de enero de 2012

Leyenda huichol.

“… entonces la Madre del Maíz cambió su forma de una paloma y tomó la forma humana; presentó al joven a sus cinco hijas, quienes simbolizan los cinco colores sagrados del maíz: blanco, rojo, amarillo, pinto y azul. Debido a que el joven tenía hambre, la Madre del Maíz le dio una cazuela con tortillas y un guaje con atole, pero él no creyó que este regalo fuera suficiente para saciar su hambre, sin embargo las tortillas y el atole reaparecían mágicamente, por lo que no podía terminarlos. La Madre del Maíz le pidió que escogiera a una de sus hijas, y él escogió a la Muchacha Maíz Azul, la más bella y sagrada de todas…”

Datos de interés.

Sus danzas, de contenido religioso, mezclan ideas cristianas y de sus antiguos dioses. El danzante se prepara siete años para la primera danza que inicia mirando al oriente, al ritmo del tambor y la flauta invoca al Dios cristiano y al Sol. Realiza su danza en forma hipnótica, pausada y solemne con la esperanza de que "será recibida con beneplácito por el Dios Sol", "mandará buena cosecha", "volverá la lluvia", "brotará la semilla". La flauta dirige un mensaje al poniente, otro al norte y el último al sur, completando los cuatro rumbos del universo.

Lenguaje


La lengua Huichol está relacionada con las lenguas Nahuatl, Pima, Yaqui, Pueblo, Cora y Tepehuano, todas éstas son parte de la familia de lenguas Yuto-Azteca. Los Huicholes utilizan la expresión “tewi niukiyari”, que significa “palabras de la gente” para designar su lengua nativa. La lengua Huichol “toma prestado” extensamente del Nahuatl y el español.



La destreza verbal es de gran importancia en la vida de la comunidad. El idioma tiene también una dimensión sagrada, que se manifiesta en los cantos del “Tsaurírrika” (el cantor), así como en las expresiones codificadas de sus cantos.

Festividades


Las ceremonias Huicholes más importantes están estrechamente relacionadas con los ciclos agrícolas (maíz o peyote), la vida política o el ciclo cristiano. Una de estas ceremonias es la Ceremonia de la Quema del Maíz, que tiene lugar simultáneamente con la quema controlada de sus tierras al final de la temporada de la cosecha. En este ritual, la unión de tres de los elementos esenciales de su religión: el maíz, el venado y el peyote.


Otras festividades incluyen aquellas ceremonias que se llevan a cabo antes de la época de lluvia, dedicadas a las diosas de la tierra, el maíz y el crecimiento. El Mara’akame canta los mitos correspondientes durante varias horas.


Las fiestas para celebrar las primeras mazorcas de la temporada son de gran importancia para la permanencia cultural de los Huicholes; ya que, en sus cantos, el Mara’akame  cuenta la historia de un viaje a la tierra sagrada de Wirikuta; y de este modo, los niños presentes en el ritual absorben la geografía religiosa del grupo.


Durante la temporada seca, realizan la peregrinación a Wirikuta, tierra del peyote, considerado lugar sagrado, hogar de los dioses. El propósito de esta peregrinación es doble: juntar peyote para usarlo en ceremonias y encontrarse con los dioses para “encontrarse con la vida”.


Otras festividades coinciden con el ciclo cristiano y otras se relacionan a la organización política, principalmente el intercambio de varas de poder.


Para sus fiestas, los Huicholes pintan en sus rostros diseños simbólicos, y en ceremonias rituales, los mara’akate hacen uso de “muvieris”- varas mágicas de poder adornadas con plumas.

Cosmogonía y Religión


Los Huicholes tienen una percepción propia de sus orígenes e historia, la memoria colectiva hace referencia a hechos que albergan un significado cósmico. Para ellos, la historia “cósmica o verdadera” puede encontrarse en su arte, sus mitos; y en las manifestaciones simbólicas de la gente.


Los Huicholes muestran reverencia a las fuerzas que gobiernan la vida. No llaman a estas fuerzas “Dioses”, sino Hermanos:


Tatevari es el Abuelo Fuego, Tatiei Matinieri es la Madre Agua , y el Bisabuelo Cola de Venado es Tamatz Kayaumari. Estas son sólo algunas de las encarnaciones de de las fuerzas de la naturaleza, la energía que fluye por el universo; y su relación con este mundo mágico.


Los mitos y leyendas son los modelos de todas las acciones que tienen sentido para la sociedad Huichol; es esta razón por la que un Huichol caza, cosecha y participa en las mismas ceremonias en las que participaron sus ancestros. Para él, el mundo tiene una dimensión sagrada, considerada como algo de enorme poder; los Mara’akate (plural de Mara’akame, o curandero, hombre de la medicina) están a cargo de la manipulación de estas fuerzas; entran en un estado de sueño, son capaces de penetrar en el mundo de los dioses, estableciendo así un nexo entre lo sagrado y lo profano.


Una de las características principales de la religión Huichol es la asociación entre maíz, venado, y peyote. Su mitología en general hace referencia a estos elementos, así que los rituales, las festividades, la organización material y temporal de la vida giran alrededor de éstos. El maíz y el venado representan sustento, mientras que el peyote es el modo más importante para trascender del mundo profano, y es también la manifestación material más obvia de aquello que es sagrado. Consideran a los dioses sus antepasados, mientras que los familiares que mueren pueden ser casi divinizados. Así, la muerte establece aun otro lazo con aquello que es sagrado.

Artesanias


La expresión artística Huichol refleja su sentimiento religioso; logran capturar su visión del mundo en una variedad enorme de objetos rituales y artefactos tradicionales, en los diseños textiles y de sus atavíos y en la construcción de templos e instrumentos musicales.



Otro tipo de expresión artística verdaderamente significativo es el uso de cera de Campeche y estambres multicolores sobre cuadros de madera de distintos tamaños en la creación de imágenes que reflejan su cosmogonía, mitos y leyendas; la historia de la creación; también fabrican piezas tridimensionales sirviéndose de guajes, violines y formas animales labradas de madera en las que untan una capa de cera para después decorar con impresionantes patrones hechos con pequeñas chaquiras brillantes y multicolores. Estos artefactos se dividen en dos diferentes categorías: Aquello que se hace con fines comerciales y lo que refleja experiencias religiosas.

Organización social


Los Huicholes se rigen por una casta de chamanes, guerreros y hechiceros misteriosos que libran épicas batallas en el plano sobrenatural, con el fin de resolver problemas y asuntos mundanos o divinos.


Al gobernador se le conoce como Mara’akame “aquel que sabe”. Esta casta prepara a nuevos chamanes o Matewame, “aquel que sabrá”, para mantener vivo el linaje y conocimiento.


El sistema Huichol de autoridad tradicional actual es una mezcla de organización grupal prehispánica con costumbres impuestas por los misioneros.


Entre estas autoridades, están los “kawiteros” (ancianos), quienes han cumplido con sus obligaciones civiles y religiosas para con la comunidad, aparte del hecho de que cuentan con el conocimiento de las tradiciones del grupo, es por eso que son los miembros más respetados y venerados de la comunidad.


El kawitero es responsable de elegir a los miembros del gobierno tradicional, que se renueva cada año en una ceremonia donde se intercambian varas de madera “varas de poder”. Esta ceremonia se realiza en enero de cada año.


El gobierno se compone de una serie de oficiales encabezados por el “taotani” (gobernador), cuya principal función es de carácter judicial, aparte de jugar un intricado rol en la toma de todas y cada una de las decisiones. Otros funcionarios son el juez y el alcalde, los tenientes o delegados y  los “topiles”, cuya principal función es como mensajeros o policías y que están bajo las órdenes de un capitán. Existen también otros cargos religiosos asignados a cada templo o “tupika”.

Vivienda


La mayoría de las viviendas se construyen con adobe; otras se fabrican con rocas cubiertas de lodo (barro) con techos de paja. Por lo general consisten de una sola habitación que funciona como recámara y área de cocina simultáneamente. En algunos lugares, empero, se construyen viviendas con varias habitaciones.


En temporada de calor, los Huicholes suelen dormir al aire libre o bien en estructuras que utilizan para almacenar grano. Junto a la vivienda, se construyen pequeñas estructuras llamadas “ririki” (Casas de Dios), pequeños templos de adobe dedicados a distintas deidades y ancestros. Las casas se agrupan en “ranchos”, que pueden estar habitados por familias extendidas o nucleares. Es común que las parejas jóvenes vayan a vivir con la familia del esposo, aunque esto no es una regla general.

Herbolaria

Conocen las propiedades de algunas plantas y las utilizan para curar o para sus fiestas religiosas como el peyote que es alucinógeno. El peyote es una fuente de energía y conexión con lo sobrenatural, se come también cuando los chamanes van a diagnosticar enfermedades, o a "curar" algún mal.

Características económicas.


Aparte de la venta de sus artesanías, las principales actividades productivas de los Huicholes son básicamente aquellas necesarias para su sustento: caza, pesca y agricultura. Sus principales cosechas son de maíz, calabaza, calabacitas, amaranto, frijol y chile. Aun aran la tierra usando arados de madera, y cuando el terreno lo permite, usan una yunta de bueyes. Todas las tierras agrícolas son propiedad comunal.


Existe una migración temporal entre los Huicholes: Su vida religiosa, política y económica esta organizada de tal manera que pueden emigrar de un sitio a otro para después regresar a sus lugares de origen. Hay asentamientos Huicholes en Tepic, Calvillo, Fresnillo y Guadalajara; aunque no es claro si estos asentamientos son temporales o permanentes.
La principal actividad económica es la agricultura y la explotación forestal, pero ésta última se encuentra sobre explotada por compañías del estado de Jalisco, con beneficios mínimos para la población indígena.
Los cultivos básicos son el maíz, la calabaza, el amaranto, el frijol y el chile. Se presenta una importante migración temporal.


Vestimenta huichola


La vestimenta de las mujeres consiste en una blusa corta en un solo color, naguas interiores y exteriores, con un manto floreado para cubrir la cabeza y collares de chaquira. Los hombres usan pantalones de manta blanca y camisas del mismo material que tienen abierta la parte inferior de las mangas; dichas prendas están bordadas con elaborados diseños simétricos de colores. Los huicholes usan sombreros de palma con adornos de chaquira o bolas de estambre, una capa cuadrangular doblada a la mitad que se coloca sobre los hombros y, eventualmente, aretes y pulseras de chaquira. Para amarrar los faldones de la camisa a la cintura se usan cintas de lana. Cada hombre lleva consigo varios morrales pequeños; calzan huaraches. Los niños más grandes visten como sus padres, mientras los más pequeños andan semidesnudos.



Los huicholes constituyen un grupo orgulloso por su gran riqueza cultural, son de carácter alegre, comunicativo y hospitalario, y es frecuente verlos portando su vistosa indumentaria tradicional hecha de manta con bordados de colores vivos. Los hombres llevan terciadas bolsas de lana con bellos bordados y, según su número, es la posición social y económica de quien las porta.

Distribución geográfica.


Habitan en lugares de la sierra Madre Occidental al norte del estado de Jalisco, de Nayarit y en grupos minoritarios en los estados de Zacatecas y Durango.
El grupo huichol es uno de los que en México han conservado mejor sus características culturales y tradiciones por el aislamiento en el que han vivido, refugiados durante la conquista en las mesetas y gargantas de la Sierra Occidental.
Cada asentamiento donde están ubicados los huicholes tienen como misión conservar y mantener vivas las tradiciones.